Un legado milenario
El aceite de oliva ha sido mucho más que un alimento a lo largo de la historia: ha sido medicina, cosmético, combustible y un símbolo de sabiduría y paz. Su origen se remonta a más de 6.000 años, y desde entonces ha acompañado a civilizaciones enteras, siendo una pieza fundamental en su cultura y economía.
Los primeros cultivos y usos
Se cree que el olivo se domesticó por primera vez en el Mediterráneo oriental, en regiones como Siria, Palestina y Creta. Los egipcios ya lo utilizaban para embalsamar y en ceremonias religiosas, mientras que los fenicios fueron los responsables de expandir su cultivo por todo el Mediterráneo.
El aceite de oliva era muy apreciado por sus cualidades nutritivas y también por sus usos prácticos: servía para encender lámparas, hidratar la piel, preparar perfumes o ungir a los reyes.
La Antigua Grecia: alimento y filosofía
En Grecia, el aceite de oliva alcanzó una dimensión casi sagrada. Era considerado un regalo de Atenea y se usaba para alimentar, curar y purificar. Los atletas se ungían el cuerpo con él antes de los Juegos Olímpicos, y era premio para los campeones.
También fue un pilar de la filosofía hipocrática, siendo recetado como remedio para numerosas dolencias. Su papel trascendía la alimentación: era un elemento de identidad cultural y espiritual.




Roma y la expansión del olivo
Los romanos perfeccionaron las técnicas de cultivo y extracción. El aceite de oliva se convirtió en un producto de comercio internacional, transportado en grandes ánforas por todo el Imperio. Había hasta una clasificación por calidades y usos, desde el culinario hasta el industrial.
En Roma, el aceite era parte esencial del «tríptico mediterráneo» junto al pan y el vino, base de la alimentación diaria.
Edad Media y Renacimiento: continuidad y redescubrimiento
Durante la Edad Media, el aceite de oliva siguió presente en la cuenca mediterránea, aunque su uso se redujo en el norte de Europa por la preferencia de mantecas animales. En los monasterios, sin embargo, se preservaron las técnicas de producción y uso medicinal.
En el Renacimiento se revalorizó como parte de la dieta saludable y el arte culinario, recobrando protagonismo en las cocinas nobles y populares.
Siglos XX y XXI: ciencia, salud y globalización
Con el auge de la investigación nutricional, el aceite de oliva virgen extra ha sido reivindicado como uno de los alimentos más saludables. Su papel en la dieta mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ha impulsado su fama a nivel mundial.
Hoy, su producción es sinónimo de tradición, sostenibilidad y calidad. El AOVE no solo está en las cocinas, sino también en tratamientos cosméticos, farmacéuticos y en la alta gastronomía internacional.

VeraOliva: una historia que sigue viva
En VeraOliva entendemos el aceite de oliva como parte de un legado vivo. Cultivamos nuestras aceitunas con el mismo respeto que las civilizaciones antiguas tenían por este fruto sagrado. Nuestro AOVE representa la continuidad de siglos de conocimiento, amor por la tierra y pasión por la calidad.

Desde los templos griegos hasta tu cocina, el aceite de oliva sigue escribiendo su historia gota a gota. Y en VeraOliva, estamos orgullosos de ser parte de ella.